RUTA LITERARIA POR PLASENCIA 2007
El día 26 de abril todos los alumnos de 4º de la ESO pudieron disfrutar de la ya anunciada Ruta Literaria por la ciudad de Plasencia.
Este curso nos pareció oportuno que los alumnos conocieran esta ciudad, con un importante pasado histórico y un impresionante patrimanio artístico. Además contamos con la grata coincidencia que la autora que elegimos para acompañarnos en esta Ruta Literaria, Pilar Galán, acababa de publicar su novela Ni Dios Mismo, que se ambientaba en la realidad histórica, social y cultural de esta ciudad en el siglo XVI. La autora centra su relato sobre todo en la catedral y concretamente en la ejecución de la maravillosa sillería del coro de la misma.
Previa a la realización de la Ruta los alumnos han tenido que leer en clase la citada novela Ni Dios Mismo, algo compleja según las palabras de la propia escritora para este nivel de 4º de la ESO, sin embargo, las profesoras del área de Lengua y Literatura que han acompañado a los alumnos en este proyecto pedagógico han facilitado la lectura y comprensión de la misma con los oportunos comentarios en clase e incluso ofreciéndole guías de lectura y resúmenes. Finalmente, comentan los alumnos que ha merecido la pena embarcarse en una lectura de estas características, pues ha resultado apasionante e incluso entretenida.
El desarrollo de la Ruta literaria, como venimos haciendo, en cursos sucesivos contó con dos partes:
–Primero encuentro con la escritora que tuvo lugar en el Complejo Cultural las Claras, concretamente en la «Sala del Artesanao». En esta charla coloquio, los alumnos disfrutaron de las palabras cordiales y cercanas de esta escritora, que primero les habló del proceso creador de su novela, después indagó en las características del relato e incluso fue capaz de valerse de esta reflexión literaria para hacer un alegato a la verdad y a la autenticidad de las personas, fórmula que ella recomendó para vivir mejor la vida.
Más tarde, y con buena disposición, dio respuesta a todos los interrogantes que nuestros alumnos le presentaron sobre el relato y su lectura.
-Segundo: Después de unas horas de ocio y esparcimiento los alumnos tuvieron la oportunidad de conocer finalmente la catedral de la ciudad. Fue magistral el recorrido que un buen conocedor de la ciudad de Plasencia, Carlos Márquez Calle nos ofreció; deteniéndose en cada elemento que suponía información curiosa y anecdótica que pudiera despertar el interés de nuestros alumnos. Finalmente llegamos al punto de interés de nuestra visita: conocer la ansiada sillería del coro de esta catedral. Los alumnos abrieron sus ojos, y pusieron los cinco sentidos en recorrer cada figura de esta magnífica obra.
Tras la valoración que muchos de estos alumnos han hecho de esta experiencia literaria-cultural por esta ciudad extremeña, todos resaltan la calidad de la escritora, su cercanía, su cordialidad y sobre todo el recorrido por la catedral, que como alguno ha comentado fue impactante corretear por los lugares que se destacan en la novela. Sin embargo, señalan como negativo, la imposibilidad de acceder a la sillería y poder contemplar en primer plano las miniaturas de la misma.
LA LEYENDA DE RODRIGO ALEMÁN
Rodrigo Alemán era un gran tallista que vivió entre 1470 y 1542. Se dice incluso que era el mejor. No obstante, parece que la mala suerte quiso cebarse con él. El gran maestro tenía, a su vez, un gran defecto, la soberbia, y a menudo daba muestras de ello.
Al terminar la sillería del coro de la catedral de Plasencia, afirmó que ni Dios mismo podría haber hecho una obra mejor. Estas palabras llegaron a oídos de la Inquisición, por lo que el artista fue recluido en una de las torres de la catedral para el resto de sus días. Sin embargo, esas palabras solo fueron la causa inmediata de su encierro. En realidad, sobre la persona de Rodrigo Alemán pesaban rumores de herejía y guardaba estrecha relación con los judíos (mal vistos en aquellos momentos, hasta el punto de que fueron expulsados).
Sin embargo, el espíritu indomable y ansioso de libertad de Rodrigo Alemán predecía que de una manera u otra, sus días encerrado en la torre pronto verían su fin. Cuenta la leyenda que el maestro se dedicó a observar las aves y a hacer cálculos sobre sus vuelos durante algún tiempo: quería saber cuántas plumas necesitaría para fabricarse unas alas que le permitieran salir volando de la torre y huir. Logró hacer unas alas con las plumas de los pájaros que pegó a su cuerpo con una especie de cera. Salió de la torre y sobrevoló la ciudad. El final de la leyenda varía según las versiones: para unos murió; de hecho se encontró un cadáver a las afueras de la ciudad de Plasencia que podría ser el del artista. Para otros, Rodrigo Alemán sobrevivió y logró rehacer su vida escondido en el anonimato y el cuerpo que se encontró próximo a Plasencia no era el del maestro, sino el de uno de tantos peregrinos que morían en el camino a causa del calor o de cualquier epidemia.
LAURA BAUTISTA – 4º B
LA LEYENDA DE DÉDALO E ÍCARO
La leyenda que se aplica al artífice de la sillería del coro de la catedral de Plasencia es, punto por punto, la leyenda de Dédalo.
Dédalo era un arquitecto y artesano muy hábil, famoso por haber construido el laberinto de Creta. El laberinto era un edificio de incontables pasillos y calles sinuosas que parecía no tener principio ni fin. Dédalo lo construyó para el rey Minos, pero después perdió el favor del rey y fue encerrado con su hijo Ícaro en una torre. El rey Minos quería el laberinto para encerrar en él al Minotauro, el hijo de su esposa Pasífae.
Dédalo quería escapar de su prisión, pero no podía abandonar la isla por mar, ya que el rey mantenía una estrecha vigilancia sobre todos los veleros, y no permitía que ninguno navegase sin ser cuidadosamente registrado. Dado que Minos controlaba la tierra y el mar, Dédalo se puso a trabajar para fabricar alas para él y para su joven hijo Ícaro. Enlazó plumas entre sí empezando por las más pequeñas y añadiendo otras cada vez más largas, para formar así una superficie mayor. Aseguró las más grandes con hilos y las más pequeñas con cera, y dio al conjunto la suave curvatura de las alas de un pájaro.
Cuando terminó el trabajo, Dédalo batió sus alas y se halló subiendo y suspendido en el aire. Equipó entonces a su hijo de la misma manera y le enseñó cómo volar. Cuando ambos estuvieron preparados para elevarse, Dédalo advirtió a Ícaro que no volase demasiado alto porque el calor del sol derretiría la cera, ni demasiado bajo porque la espuma del mar mojaría las alas y no podría aletear. Entonces, padre e hijo iniciaron su vuelo.
Pasaron Samos, Delos y Lebintos y entonces, el muchacho empezó a ascender como si quisiera llegar al paraíso. El ardiente sol ablandó la cera que mantenía unidas las plumas para sostenerlo en el aire y cayó al mar. Su padre lloró y lamentando amargamente sus artes, llamó a la tierra cercana al lugar del mar donde Ícaro había caído Icaria. Dédalo llegó sano y salvo a Sicilia donde construyó un templo a Apolo en el que colgó sus alas como ofrenda al dios.
JESÚS MANUEL CARRASCO – 4º B